lunes, 13 de octubre de 2008

Lo nuevo de Carlos Fuentes




Acaban de dar el fallo del Premio Nobel de Literatura. Una vez más, no ganaron Mario Vargas Llosa, Gonzalo Rojas o Carlos Fuentes, tres de los escritores en lengua hispana más propuestos y sólidos del momento.


Por coincidencia, leo por estos días “La voluntad y la fortuna”, nueva novela de Carlos Fuentes que comenzó a circular a mediados del mes pasado. El arranque es prometedor: la cabeza ejecutada de un personaje nos cuenta su vida mientras flota a la deriva en las aguas del Pacífico.


En realidad, la trama no liga con los sucesos violentos recientes. El tema aquí es el poder y la relación de dos amigos, enfrentada con los enredijos de la política y la oligarquía en México.


Hace tiempo que leo a Fuentes sin prejuicios. Hay quien añora los murales polifónicos de sus primeras novelas y le cuesta acercarse a sus nuevos experimentos. Uso la palabra experimentos porque considero un gran mérito que don Carlos siga arriesgándose con sus apuestas narrativas, en vez de asumir el silencio marmóreo de autores como Rulfo o Fernando del Paso.


Quizás, si las últimas novelas de Fuentes hubiesen sido por otro escritor distinto, serían vistas de otra manera. Pero como es él, esperamos que siga produciendo en serie las construcciones arquitectónicas y verbales de sus primeros tiempos. O que las supere de otra manera. O que publique más a lo largo.


No soy crítico literario, profesión que respeto. Soy un lector que comparte sus vivencias. “La voluntad y la fortuna” es una historia narrada con un lenguaje ágil y conocimiento de las técnicas narrativas, aunque un poco bizarra a partir de la parte media. La vocación esperpéntica-satírica de Fuentes que ya vimos en Cristóbal Nonato vuelve a desenroscarse con personajes que son símbolos encarnados: Lucha Zapata – su nombre mismo ofrece más de una clave para visualizarla como el Némesis de Lucha Villa – o el presidente de la república que asciende al poder, gracias al voto condolido de una nación, que presencia su dolorosa viudez: la primera dama que no llega a serlo debido al demonio del cáncer.


El texto, en apariencia sencillo, ofrece momentos densos en los que los personajes-Carlos Fuentes comparten sus ideas filosóficas. Por ahí refulge una descripción casi mística de Baruch Spinoza, puliendo los traslúcidos cristales en su taller.


En esta novela, aparece una huella secreta de Luis Buñuel, a quien Fuentes trató en vida e incluso le dedicó una de sus novelas. Hay un episodio donde un sacerdote compara a un joven con una flor a la que luego pisotea para compararla con la experiencia del pecado, anécdota similar a una que Buñuel contaba en sus memorias… ¿Las discusiones teológicas del personaje Filópater habrán tenido alguna contraparte en la realidad mexicana de los años sesenta? Por otra parte, el episodio final se titula “Subida al cielo”.


Revisando la solapa, donde Fuentes ha trazado el cambiante árbol genésico de sus novelas bajo la égida de “La edad del tiempo”, aparece “La voluntad y la fortuna” no como una novela perteneciente a alguna variante, sino en el mismo bloque individualista que ennumera por separado a “La región más transparente”, “La muerte de Artemio Cruz” y “Los años con Laura Díaz”. Me pregunto si esta novela originalmente no había sido pensada con el título “Cástor y Pólux o la voluntad y la fortuna”, con lo cual quedaría, sin ningún conflicto, en el apartado “Crónicas de nuestro tiempo, división que incluye las otra novelas fuentianas con temáticas helénicas: “Diana o la cazadora solitaria”, “Aquiles o el guerrillero y el asesino”, etc.


Un comentario personal: por estos días, he fungido como un jurado de un premio de novela donde la mayoría de los autores son jóvenes. Me llama la atención en el 80% de las novelas participantes aparece un iPod como objeto familiar de los personajes. Pues bien, en el nuevo libro de Fuentes no solo aparece el iPod, sino también asuntos tan inmediatos como el Facebook, Guantánamo, Abu Ghraib, Justin Timberlake, los emos y Gael García Bernal. Incluso se aclara que el aeropuerto descrito en una escena es la Terminal 1 y no la 2, recientemente establecida.


Quizás el autor no sólo desea mantenerse actualizado y al día. También joven, de la misma manera que lo fueron Mick Jagger o Compay Segundo, aludiendo una frase repetida dos veces en corpus de “La voluntad y la fortuna”. No hay espejo más fiel que una novela: veamos los casos tan distintos de Oscar Wilde y Dorian Grey.


A continuación, algunas frases de algunos personajes de la novela.
- Yo era joven y entendía que la juventud consiste en elegir entre lo inmediato o diferirlo a favor del futuro.
- Lujo es tener lo que no se necesita. Lujo es poesía: decir lo que se siente y piensa, sin darle atención a las consecuencias.
- La meseta mexicana no es solo un hecho geográfico. Es un hecho histórico. Es una altura llana, o un alto llano, que nos permite mirar la estatura del tiempo.
- El estado es una obra de arte celosa, enemiga del individuo libre y del poder económico.
- Sólo será visto como un buen presidente si sabe ser un buen ex presidente.
- ¿Conque muy culto, no? Pues cuídame mucho porque yo no lo soy. No te midas, corrígeme a tiempo, no vaya yo a hablar de la novelista brasileña Doña Sara Mago o la filósofa árabe Rabina Tagora.

No hay comentarios:

Publicar un comentario