jueves, 21 de agosto de 2008

Anima Mundi






Desarmado
ante el amor de Cristo
por el nardo de la eucaristía
aquí yazgo.

Herido por el fuego de la caridad
depositario de la brasa del sacramento
mi alma incandescente
se arrodilla ante el misterio.

Bengalas de alabanzas
toque de trompetas en galerías siderales
mi alma incandescente
astíllase ante el silencio.

Alma alondrecida fija en esta tierra,
hoy con espíritu de incienso se levanta:
el alma tiene vocación de pluma
aire de cuerda al sol
vibrante melopea
cuerpo humano en trance de burbuja.

El alma del hombre es una burbuja de jabón
flotando en un Iglesia a oscuras.
Nadie la ve, nada le ilumina.

Pasa sin romperse por la corona de espinas
tornasolada revolotea
diluido arco iris en su esfera.

Semeja el alma humana
en busca del reflejo de su savia secreta.

Vuela, nube deliciosa,
pompa de jabón en espera de la tormenta.
Ingrávida luz transfigurada en vapor
apágate silenciosa.

El alma del hombre es una pompa de jabón
flotando en un Iglesia a oscuras.
Nadie la ve, nada le ilumina.
Sólo al acercarse al vitral
un fulgor mercurial le centellea.

Más se acerca a Dios
si revolotea
ante la
corona y sus espinas.




(Este texto es mío, aunque quizás no lo parezca)

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