domingo, 31 de enero de 2010

J. D. Salinger, el misterio, la bruma...





Se nos fue J. D. Salinger, uno de los escritores más misteriosos de los todos los tiempos. Esa ha sido la noticia más revelante en el entorno literario: no sólo murió un autor ermitaño, si no uno de los últimos símbolos de las letras norteamericanas del siglo XX.

Muchos sólo lo conocen porque es el creador de “El guardián en el centeno”, aquel la novela que obsesionó al asesino de John Lennon. Por si fuera poco, ese mismo día que lo mató, hizo en la vida real casi todas las cosas que hace el personaje en la novela: Holden Cauldfied.

Como la novela tiene 26 capítulos, Chapman declaró que al matar a Lennon é había escrito el capítulo 27. (Hay una película por ahí que narra esta historia: “Capitulo 27”. Taxi Driver, la clásica cinta de Scorsese-DeNiro, también toca el tema del tipo gris que comete un asesinato para hacerse famoso, sin decir el nombre de Salinger).

Por culpa de todos ellos, la obra de Salinger ha sido satanizada. Hasta llegó a prohibirse esa novela que “invitaba a cometer asesinatos”. Hubo un tiempo que no se conseguía en México. No fue censura. Quizás porque era una historia “bastante gringa” para el grueso de nuestros lectores ochenteros.

Antes y después de esos escándalos, Salinger llevó una vida monástica. Vivía en una casa de campo cerca de Nueva York y escribía todos los días. No publicaba nada. Todo se guardó en una caja fuerte.

Nada más un vecino lo trató continuamente y nunca hablaron ni de literatura ni de fama. Seguido le visitaban fanáticos, pero ni les abría la puerta ni se asomaba a la ventana.

Llegó a ser olvidado por rachas, pero nunca dejó de ser un clásico. Un incendio en su casa aumentó la leyenda de que se habían perdido ahí nuevos manuscritos. Él nunca declaró nada al respeto.

Salinger fue el primero en tocar el tema de la adolescencia y sus miedos. Sin él, no se explica la aparición en los años 60s de la novelística de José Agustín y Gustavo Sainz, por nombrar a sus mejores discípulos aquí en México.

No volvió a publicar desde esa época. Una vez se enamoró de una chica por correo (correo del de antes, aquel de cartero con silbato y quince días de espera) y dicha dama decidió poner en subasta sus cartas, oro molido para los adoradores que tenían años esperando una nueva página suya.

Por fortuna o por desgracia, esas cartas amorosas fueron compradas por miles de dólares por el Dr. Norton… Sí, el Dr. Norton de los antivirus, el mismo que aparece como un ícono en las computadoras, el cual es un hombre real como Billy Gates y posee millones de dólares, además de ser un buen admirador de Salinger.

En el colmo de la caballerosidad y el ejemplo al respeto a la vida privada, el Dr. Norton compró las cartas y se las devolvió al propio Salinger sin leerlas. Buen ejemplo en esta época de paparazzis y revelaciones de alcoba farandulescas.

Dos escritores amargados en películas gringas están inspirados en él. Son los de “El campo de los sueños” (James Earl Jones) y “Descubriendo a Forrester” (Sean Connery).

Yo leí sus textos en la Biblioteca Benjamin Franklin de Mazatlán. Tiene cuentos muy raros, algunos descuidadamente escritos (no lo digo yo, lo dicen los críticos) pero el aliento de su obra es el del misterio… Ahora él se ha ido y quedan las brumas de esa actitud sostenida.

Su misterio no es como el de Greta Garbo. Es el como el de Lilian Gish, la actriz del cine mudo que era tan bella qué, cuando envejeció, jamás se dejó tomar una foto y siempre salió a la calle envuelta bajo un velo. No iba a permitir que sus admiradores sufrieran la decepción de ver su rostro destruido por el tiempo, la realidad y las arrugas.

A pesar de lo admirable de Salinger, y de este tributo que comparto, no dejo de preguntarme si lo que había tras él no era la genialidad, si no tan sólo un hombre sencillo que tan solo deseaba que nadie lo molestaran y la cultura gringa, carente de videntes, se imaginó todo el resto. Claro que hay calidad humana: el misterio es más grande.

3 comentarios:

  1. Hola que tal, aqui descubriendo tu blog, ya soy tu suscriptor para irte leyendo.

    Xhaludos!

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  2. Muchas gracias. Trataremos de no defraudarte. UN SALUDO!

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  3. acabo de leer tu nota sobre Salinger, escrita con esa prosa descuidada típica de un pollino(criticus dixit), resulta divertido leer "el más misterioso", si Salinger se ocultó de todos esos imbéciles gringos que lo único que quieren es sacar dinero hasta de la mierda, bueno es una sabia decisión. La fama es para los que pueden soportar que los reflectores los hagan sudar sus grasientas caras como tú que no has cambiado esa horrible foto donde pareces un jornalero agrícola espurio que viene de tragarse un cazo de carnitas.

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