domingo, 24 de enero de 2010

¡Atención al mercado!





¡Atención al mercado, que es mi vida! dice en su inicio uno de los mejores poemas de Pablo Neruda, verdadero rey Midas de la poesía que jamás excluyó algún tema.

Como un verdadero auto de fe espontáneo hemos tomado los mazatlecos el pasado y lamentable incendio acontecido. La hoguera inesperada es una llaga viva sobre nuestra conciencia regional.

El Mercado Pino Suárez – antes Romero Rubio en dudoso homenaje a un señor cuyo principal mérito fue haber sido suegro de don Porfirio Díaz – es una de nuestros símbolos más acendrados. No me detendré en repetir lo que han dicho otros compañeros o personajes entrevistados, pero en ese sitio donde antaño hubo una plaza de toros aún palpitan muchos recuerdos de nuestra esencia patasalada.

Según Marcel Proust, la memoria no está sólo en la inteligencia. También se queda en los objetos inanimados, en las cosas que no miramos y no sentimos, hasta que un día, al enfrentarlas, nos revelan el arcón de aquellas vivencias que creíamos perdidas… Proust ha hecho una novela de más de 5,000 páginas narrando cómo, al sumergir un pan en una taza de té, se le vino de golpe el caudal de su infancia olvidada.

Ahí, en ese sitio, se han concentrado cientos de generaciones en un tejido de experiencias que sólo aguardan su sublimación por el arte o la nostalgia. En ese mercado expuso en varias ocasiones el pintor Carlos Bueno, apoyado por la unión de locatarios.

Precisamente en la presidencia del Sr. Raúl Bernal, lamentablemente uno de los más afectados por el fuego, se iniciaron estas actividades, las cuales tuvieron una digna continuidad. Recuerdo que nos convocó a una reunión en el Museo de Arte a todos los responsables de las áreas culturales para solicitar nuestro apoyo y presencia.

Año con año, el Centro Municipal de las Artes enviaba grupos artísticos para ofrecer conciertos de música clásica el 5 de mayo, aniversario de su fundación, los cuales eran escuchados con respeto, mientras se servían taquitos a todos los asistentes y Raúl Mora jalaba la banda para el otro lado del recinto.

Entre las tantas teorías del origen del carnaval, una de ellas sostiene que se le puso orden a la fiesta debido a que, durante el pleito de “los del muey” contra “los del abasto”, origen de nuestra tradición, los del muelle estuvieron a punto de dinamitar el mercado para vengarse de los abasteros en 1898. Las pedradas se volverían serpentinas y flores. Los cascaronazos hoy son el eslabón perdido de ese momento.

No de balde se ha descubierto recientemente que el principal organizador fue un militar, el Coronel Joaquín Mass, quien luego participaría en cruentos combates en el norte durante la Revolución por el lado federal. (El maestro Enrique Vega me informa que puede tratarse de un homónimo)

Por supuesto, el mercado actual no existía, los mataderos estaban en la Calle Sacrificio, hoy Niños Héroes, así que por allá era el asunto; pero quizás esto influyó en que se planeara un mercado apropiado para la ciudad. Durante un lapso menor a ocho años surgieron la organización Carnaval, el agua potable entubada y el Mercado Municipal. ¿Hemos vuelto a tener un despegue similar además del boom portuario y turístico?

Cuidemos todos al mercado acudiendo a él. Permítanme comentar qué, durante la filmación de la película “Sangre de familia/Asesinato… etc.”, los productores encargaron a los responsables de alimentos adquirir ahí lo más posible, todo para que la derrama económica permaneciese en Mazatlán y no se fuese a los grupos foráneos de autoservicio.

El mercado es nuestra vida. Corazón herido de los mazatlecos que no debe perderse con ninguna llamarada.

3 comentarios:

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  2. Es una lástima, quién no ha ido al Pino Suárez a tomarse un Chocomilk acompañado de un bollo, o comprado un cinturón, unos huaraches, medio pollo o verduras varias. Espero que al volver a la tierra de los Pata Salada, encuentre el mercado como en sus mejores tiempos.

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