domingo, 21 de junio de 2009

El voto de los muertos

Ahora resulta que la gente no quiere votar. A menos de 100 años de que nuestros abuelos y bisabuelos se levantaron en armas para exigir el respeto al sufragio efectivo, una generación de desencantados se niega a hacerlo por desdén a la actual clase política.

Yo tengo varios motivos para no despreciar ese derecho ganado. El más antiguo es que mi bisabuelo Alejo León Tirado se levantó en armas con el grupo político de La Noria y anduvo varios años en esa lucha por varios sitios del país.
Mi abuela Bertha nos contaba a nosotros los años que no supieron de él, hasta que apareció cuando ella estaba en edad escolar y ya lo daban por muerto... Gracias a Dios, vivió muchos más como hombre de trabajo y, a edad avanzada, servía como velador en las construcciones de mi abuelo, usando el mismo revólver de sus tiempos mozos.

Recuerdo que en mi infancia, a la edad de seis años, descubrí que todo Mazatlán se llenó de anuncios para apoyar al candidato José López Portillo. Como recién estaba aprendiendo a leer, puedo visualizar los rótulos perfectamente porque me ponían a descifrarlos en voz alta, ya que esa fue una de mis únicas gracias de niño. (“La solución SOMOS TODOS”, decía el más socorrido)

No había otro candidato, salvo algunas pintas apresuradas, de rojo spray, que invitaban a votar por Valentín Campa… Los otros partidos, PARM y PPS, también apoyaban a López Portillo.
A la fecha, Acción Nacional reconoce que fue un error no haber lanzado candidato a esa contienda. ¿Pensarán lo mismo dentro de unos años la gente que hoy se manifiesta a favor de un voto nulo?

La izquierda, entonces clandestina, invitó a la gente a votar por Campa. Se pensaba que, si la gente ponía su nombre en las boletas aunque no éstas no representasen votos válidos, se enviaría un mensaje al grupo en el poder.
Por fortuna, Reyes Heroles se dio cuenta de que este país se iba a ensangrentar entre la guerrilla y la crisis si no se abría el juego político. Se dio registro al Partido Comunista: Acción Nacional se fortaleció con nuevos cuadros y el propio PRI viose obligado a revitalizar su equipo y reglas internas.

Vivimos la modernidad líquida. Los hechos nacionales se han precipitado de tal manera que las condiciones, dramas y expectativas se modifican antes de que a la mayoría de nosotros nos caiga el veinte. La tercera ola de Alvin Toffler aún nos tiene girando en medio de la resaca.
¿Somos la generación del “ya merito” o la de los desencantos provocados por el exceso de esperanza, depositada sobre seres tan parecidos y tan diferentes como lo fueron Vicente Fox, AMLO, Salinas de Gortari y demás personificaciones que siguen dado noticia? A lo mejor somos la primera generación que siguió contaminando a su país sin complejo de culpa y ni siquiera lo sabíamos. O también el primer reality show en donde todos somos extras y nadie gusta de pasar al confesionario.

Considero lícito invitar desde este espacio a cumplir con un derecho ganado que no sólo costó dolor y sangre, si no también años de sacrificio para las familias que perdieron a sus familiares, tanto en la Revolución como en la Guerra Sucia de los años setenta.
Claro, la gente desconfía porque hemos vivido en un país donde hasta los muertos votaban. Antes no era raro encontrar en los registros datos de ese tipo.

Quien deposita su voto en una urna no sólo lo hace por los vivos. También lo hace por los muertos, por la suma de aquellos que no tienen voz o no pueden alzarla. Respeto a quien confía en que el voto nulo pueda ser un arma, pero es mi deber en este espacio compartir mi opinión personal sobre en un asunto que forma parte importante de ésta o de cualquier otra cultura civilizada.

1 comentario:

  1. Que bonita historia, pero para nuestra desgracia, ya todos estamos programados para no pelear con armas, si hay algun levantamiento, nadie absolutamente nadie los apoya, al contrario, el miedo acaba con nosotros, quiza tengas razon, pero hace mucho tiempo que no tenemos buenos gobernantes y asi seguiremos, porque los politicos son lo mismo, y los que van llegando solo lo hacen para llenarse los bolsillos.

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