sábado, 13 de junio de 2009

AQUEL FAMOSO JEEP 55




Entre esa luminosa etapa que va de los veintitrés a los treinta años, tuve como compañero fiel de aventuras, trabajo y diversión, un formidable Jeep Willys 1955… Color verde metálico, cabina cerrada y parrilla triangular, su estampa lo mismo recordaba a los Intocables de Eliot Ness que a un fin de semana en la playa.

Era fascinante andar todos los días en un ícono de la época dorada. Me acostumbre a vagar por el malecón y que la gente le sonriese a mi carrito. No faltaban algunos automovilistas que se me emparejaban para preguntarme si le servía la doble tracción, si lo vendía o, al menos, saber a que año correspondía el modelo.

No tenía vidrios ni cerraduras, pero jamás nadie intento robármelo. De hecho. durante casi siete años encendió con cualquier llave… hasta que un día fui a un taller eléctrico, lo dejé para reparación del arranque y el mecánico tuvo la ocurrencia de arreglarle el switch. Chihuahua, ese era un carro que nadie se podía robar.

Llantas gordas, rines de artillería y sirena de ambulancia. No le faltaba hablar porque tenía una alarma de reversa con voz de niño: “atención, este coche está retrocediendo”. Contaba con una defensa con siluetas de mujeres niqueladas en la placa delantera y en la trasera unas palmeras de cinco hojas. La lámina sonaba como tanque de guerra y un mal día que me quedé sin frenos me estampé contra dos camionetas sobre el malecón.

A mi nomás se me dobló la defensa, pero en el mismo taller donde llevaron los vehículos lesionados y regateamos el servicio, el propio mecánico me regaló una defensa de Jeep, tubular, equipada con garfios para jalar vehículos atascados.
En otra ocasión, se me salió una rueda y ni cuenta me di. Por fortuna, al quedarme sin frenos y dar el golpe al volante, la rueda volvió a su sitio, sólo que giró forzada varias cuadras, destruyendo candelero, balatas y demás sistema interno del tambor, hasta que logré entrampar el motor con los cambios y dejarlo embancado en un camellón. Cuando fui por mi padre para jalarlo con su camioneta, me dijo que no íbamos a poder hacerlo: con la más mínima vibración, la
rueda se iba a salir sola y el arácnido venirse de bruces. Me fui corriendo por la grúa.

Lo que siguió fue un vía crucis para encontrar las piezas. En algunas refaccionarias, al ver la muestra, los dependientes se quedaron sorprendidos. “¿Qué carro es ese, un tractor o qué?”, preguntaban al ver la solidez y el desgate férreo de la pieza. Aún herido de muerte, mi viejo Jeep inspiraba respeto a los iniciados. En esa ocasión no encontramos las refacciones, ni siquiera en los yonkes.

Resignado, recordé que en la isla de en medio había una carcasa de Jeep, abandonada desde los años sesenta, a la que nos subíamos a jugar de niños durante los paseos. Fuimos mi padre y un primo en mi velero (debo añadir que también por esa época también tuve un velero, el complemento perfecto para el Jeep) y con un cincel botamos la rueda oxidada, la traje al puerto, puse a un técnico a rectificarla con un torno, la colocamos… y que le fue quedando.

Mi viejo Jeep y yo tuvimos varias victorias hasta que mi profesión me obligó a tener un carro más práctico y discreto. Seguí en el estilo Vintage y me compré una Wagonner 86, la última que salió, y la estrené en la navidad de 1999, como parte de mis festejos personales de la llegada al año 2000, así como el inevitable arribo a los treinta años. Yo creía entonces, ingenuo de mí, que esa era la edad de la madurez, la tranquilidad y la resignación. El momento donde uno empieza a sacar juventud de la cartera.

Va a esta crónica automotriz dedicada a todos aquellos quienes han sabido reconocer, en un vehículo y en sus peripecias, el camino secreto de la nostalgia.

1 comentario:

  1. Nunca me entere del sufrimiento que vivia aquel discreto jeep- perico que mas de tres veces , me hizo volar en viajes con cabellos sueltos y sin destino en tu compañia , por el malecon :D. me quede esperando "anedoctas " que irrumpieran tu discreta caballerosidad! Estoy segura que mas de dos , se les hubiera subido el Calor! jejejej
    sinceramente....
    Tu lo sabes....yo lo se

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