1.- Hacer literatura es lo más parecido a soñar despierto. Al momento de escribir una historia, esbozar un poema o leer un buen libro, nos posamos en una nube ionizada cuyo blindaje depende de nuestra capacidad de abstracción o misantropía.
Se viaja sobre un entorno irreal; campo minado capaz de desvanecerse ante un ruido imprevisto; cualquier abrasiva irrupción de alta realidad le insufla el fin del hechizo y su deslumbramiento.
2.- Digo hacer literatura porque el sólo acto de escribir no garantiza que el producto sea un ente literario. Dejemos de lado las cuestiones sobre calidad o edición del manuscrito… una pieza literaria existe en si al momento de crearse; aunque considero parte de ese mismo proceso la acción de concebirla, tomar apuntes de ser el caso, redactarla por primera vez en un acto de iluminación, además de las consabidas e ingratas correcciones.
Todo esto es hacer literatura.
3.- El acto de crear una pieza literaria comienza con una rutina donde las ideas deben flotar, conscientemente, en la psique del demiurgo.
Hay quienes toman notas; otros escritores no planean nada: el subconsciente les permite irse impregnando durante semanas - meses o años - de ideas sueltas que luego asumen corporeidad en la página escrita.
Una vez un joven le pregunto a Borges su dilema, a su vez lugar común de los escritores: “Maestro, yo quisiera pedirle un consejo, Todas las mañanas me siento ante la página en blanco y no se me ocurre nada. ¿Qué hago?”. La respuesta de Borges es de puro sentido común: “¿Y no sería más interesante que usted esperara hasta que le ocurriera algo y después se sentara frente a la página en blanco? Porque si uno se sienta frente a la página en blanco y no sabe lo que va a decir, no va a salir nada de allí”.
4.-Pessoa recomendaba no apuntar todo lo que nos sucede. Hay que dejar varias cosas sin escribirlas, para que el olvido las cubra y luego emerjan al momento preciso. El escritor no deber ser sólo un notario de lo acontecido.
Es menester dejarle al destino cumplir con su papel para que el verso atrapado en la química del cerebro se vuelva flor-y-canto, palabra con que los aztecas definían el arcano de la poesía. El poema debe salir vivo como el corazón atravesado por una roca de sílex en lo alto de la pirámide.
5.- Truman Capote dijo que escribir era golpearse con un látigo. Hemingway opinaba que un libro acabado es un león muerto. “Entender el rugido del tigre” era el llamado formulado por Aimé Césaire desde su isla de La Martinica. Ver misterios en la punta de un alfiler es la misión del escritor, según Ricardo Garibay.
Buscar la sombra de los significados en los hechos diarios, o en la revelación repentina, es una tarea que puede ser más apta para el sicoanalista o los semiólogos. El enigma de la literatura exige más herramientas personales para comenzar a destejerse… A la larga, sale más barato o más caro que el psiquiatra.
Hay algo de esoterismo en percibir ecos de infancia propia en una página de Chejov o Neruda. La frase de José Juan Tablada que dice: “El loro es un gajo de follaje con un poco de sol en la mollera” puede remitir al lector a una mascota mimada de la abuela o a un texto de Flaubert, si acaso se vive en un sitio frío donde no es común ver a un loro en persona.
6.- El acto de leer es literatura. La mente pone en movimiento circuitos interiores que chispean con el tráfico de información y activan la memoria. También significa ser literatura. El libro se vuelve parte de nosotros y nosotros nunca seremos los mismos después de esa experiencia. Cada anciano que muere es una biblioteca que se incendia, suelen decir los africanos.
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Cuando se escribe algo es por necesidad, las cosas siempre se van dando, pero es preferible para mi leer, que escribir. Como diría Borges “Uno no es lo que es por lo que escribe, sino por lo que ha leído” o “Que otros se jacten de las páginas que han escrito; a mi me enorgullecen las que he leído”. Bastante razón tenía.
ResponderEliminarHace poco termine de leer tú libro de Mi nombre es Casablanca, bastante interesante lo de cómo se utilizan las personas para jugar al ajedrez en dos países y con un lenguaje sencillo y bastante divertido. Aunque soñé con el Padrino de tanto leer esa parte.
Pasando a otra cosa ya iniciaste el taller que habías comentando que seria en febrero, se me fue la onda hasta hace días me acorde.
Felicidades por el viaje a Paris, estará bastante bueno van buenos escritores y cada vez desaparecen las fronteras para los escritores mexicanos.
Gracias! Al regreso te informo sobre lo del taller. Y gracias por leer Casablanca.
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