domingo, 25 de enero de 2009

El curioso y triste caso de Francis Scott Fitzgerald



Me propuse leer de urgencia “El curioso caso de Benjamin Button” antes de ver la película y que la quitaran de la cartelera local. Hay producciones que exigen mirarse en el cine.

El autor del relato es un verdadero artista, digno del ejercicio: Francis Scott Fitzgerald, de quien tengo sus obras completas pero, quien sabe por qué, dicho texto no me había provocado ganas de leerlo.


La primera frase ya despierta la curiosidad: “Hacia 1860, lo correcto era nacer en tu propia casa. Hoy, según me dicen, los grandes dioses de la medicina han establecido que los primeros llantos de un recién nacido deben ser emitidos en la atmósfera aséptica de un hospital”….


De plano hoy en día hay que leer los libros antes de ver la película. Si no, queda uno condenado a imaginarse los personajes con la cara que Hollywood les confiere. Ya no se sabe si se está volviendo a ver la cinta o si nuestra imaginación choca de repente con realidades alternativas.


Por ejemplo, hay que ir leyendo “Memorias de Adriano”, de Marguerite Yourcenar, a la cual ya están en proceso de darle en la torre. Recomiendo la traducción de Julio Cortazar, quien vivió media vida en Paris y hablaba francés con acento. Además, así podremos leer juntos a dos grandes escritores por el mismo boleto.


Leo el cuento de Fitzgerald en la traducción de Justo Navarro, un español que le dio por traducir toda su obra, lo cual revela una pasión personal. Hay traductores sangrones que solo se meten con las obras maestras de un autor, dejando los demás libros a quienes desempeñan el oficio a destajo o mera sobrevivencia.


F. S. Fitzgerald es un autor que representó como nadie los locos años veinte. El mundo de los ricos fue su especialidad, así como las complicadas relaciones humanas entre parejas. Poseía un estilo descriptivo y poético.


Autor de éxito antes de la Gran Depresión, él y su esposa Zelda bebieron champaña con música de Charleston entre Paris y Nueva York por varios años, hasta que el alcoholismo y la locura acabó con ellos a edades tempranas.


En 1986 murió su única hija, Scottie y yo recuerdo que leí en NOROESTE una nota del poeta Ernesto Cardenal, sacerdote nicaragüense y miembro de la guerrilla Sandinista, lamentándose de su perdida. Al morir Scottie, perdíamos el último nexo terrestre con una pareja legendaria y trágica, apuntaba el nostálgico poeta.


Confieso que al principio, no fue fácil acercarme a “Scotch” Fitzgerald. Tengo amigos que me confiesan esa distancia. Le tomé gusto al retomar “El Gran Gatsby” – su obra maestra – cuando alcancé la edad de los personajes y yo llevaba una vida como la de Nick Carraway, el narrador de la historia.


Ahí está el truco. La novela trata sobre gente que vive una década privilegiada. Los felices veinte comenzaron con el fin de la Primera Guerra Mundial y se derrumbaron con la caída de la bolsa de valores en 1929.


Similarmente, los 90s iniciaron con la caída del Muro de Berlín y concluyeron con el 11 de septiembre y la actual recesión. En ese tiempo, la humanidad y especialmente los que éramos jóvenes, no teníamos más enemigos que el tiempo y el calentamiento global, algo remoto que comenzaba a ocurrir en el Polo Norte.


A lo mejor Fitzgerald ha vuelto de su olvido para recordarnos que las épocas de fiesta también cobran su cuota. “La vida no se vive en minutos, se vive en momentos”, señala en Button.

A propósito, tenía la intención de ver la película antes de esta nota, pero se casó mi prima Stacey y entre el civilazo, boda religiosa, invasión de primos y recalentado, se me volvió imposible ver la cinta. Hay otra curiosa edad en que uno comienza a dejar de ir al cine, poco a poco, y sin darse cuenta.

1 comentario:

  1. A MI ME FASCINA LA PROSA DE FITZGERALD, TAN LLENA DE METÀFORAS, DE AMBIENTES TAN DIÀFANOS. RECUERDO EL INICIO DEL GRAN GATSBY, EN QUE EL NARRADOR NICK CARRAWAY RECUERDA LO QUE SU ADINERADO PADRE LE DIJO UN DÌA "CUANDO QUIERAS CRITICAR A ALGUIEN, RECUERDA QUE NO TODOS HAN TENIDO TUS VENTAJAS", Y EL NARRADOR REFLEXIONA EN QUE EN MEDIO DE GENTE SIN ESCRUPOLOS, GATSBY SOBRESALÌA Y NO SE DEGRADABA MORALMENTE. YA QUE SUS FINES ERAN DE CONSEGUIR EL AMOR QUE PERDIÒ AL PARTIR DE LA GUERRA. DAYSI SU GRAN AMOR. SE ME VIENE A LA MENTE ESA GRAN NOVELITA, QUE EN LA TRADUCCION QUE LEI, EN SU PROSA MUY SIMILAR A PEDRO PARAMO. POR EJEMPLO CUANDO DESCRIBE LOS CREPUSCULOS. ES ALGO TOTALMENTE BELLO.

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