domingo, 7 de diciembre de 2008

Dead Man Walking


Sócrates, víctima ilustre de la pena de muerte.

Hace unos años, realizando un trabajo de investigación, me enteré que en Sinaloa existió la pena de muerte aplicada a los ladrones de ganado. Y fue en una época bastante reciente.

Lo curioso es que esa información llegó a mi no en una búsqueda legal o histórica. Andaba yo recopilando datos de uno los más importantes escritores sinaloenses cuando me topé con la referencia.

Hablo de don Francisco Peregrina, autor de la novela “En el sur de Sinaloa”, emblemática historia cuyo buen humor y descripciones son un verdadero documento humano.
Francisco Peregrina, curiosamente, había nacido en Colima. Hubo un periodo durante el cual nuestro puerto mantuvo comunicación fluida con ese estado y era común que la gente de nuestras regiones fuera y viniera en constante movilidad.


Era el tiempo que no existían ni carretera o ferrocarril y para llegar a Mazatlán era más fácil hacerlo en buque de vapor que por diligencia o galope veloz. Los textos de José Juan Tablada confirman esa interesante manera de arribar a nuestra salvaje tierra.
Peregrina destacó en el periodismo y llegó a incursionar en la política de una manera que parece sacada de sus simpáticas narraciones. Fue el único Gobernador de Sinaloa que ha ejercido el cargo durante un solo día.

Procedo a explicar las dos historias:
Recordemos que en 1944, el Coronel Rodolfo T. Loaiza, a la sazón Gobernador del Estado de Sinaloa, fue asesinado durante el carnaval de Mazatlán en el ya legendario Patio Andaluz. Fue un suceso que estremeció a una región maltrecha y enfrentada por los conflictos agrarios del reparto de tierras.
El coronel Loaiza había venido a Mazatlán acompañado de buena parte de sus funcionarios y colaboradores cercanos, inclusive el Procurador de Justicia. Luego tendrían que irse todos en un tren especial para las exequias correspondientes.

Sin embargo, como en Culiacán no se encontraban en ese momento los posibles funcionarios que ocuparían el cargo de manera transitoria, y dado que no era permisible que se diese un vacío de poder político por mínimo que fuese, asumió el cargo el responsable del área de prensa del Gobierno del Estado.

Ese puesto era desempeñado entonces por el escritor y periodista Francisco Peregrina, quien se había quedado en la capital en esa fecha.

Me cuentan sus hijos que ese día memorable no fue efímero. Realizó un acto de gobierno del cual siempre se declaró orgulloso: indultó a un jovencito de quince años, detenido por abigeato, salvándolo así de una ejecución inminente. Parece exageración, pero el robo de ganado fue por siglos condenado con pena de muerte. Todavía hoy existe más castigo para quien robe una vaca que para quien se robe un niño.

*

Viene a relación está historia ante el debate actual. El gobernador Coahuila pide ejecución para los secuestradores, la gobernadora de Yucatán para los violadores… al paso que vamos, se va a volver a pedir la pena de muerte para los ladrones de ganado, tal como acontecía hace apena cincuenta y tantos años en Sinaloa y Sonora.

Si se aplicara el ojo por ojo, se dejaría al mundo ciego en pocos años. Los teólogos afirman que la frase de “dar la otra mejilla” no quiere decir que tengamos que anteponer mansedumbre a quien nos agrede: significa que debemos de razonar, no dejarnos llevar por el ímpetu de venganza en el momento.

Y creo que esta reflexión de hace dos mil años, bien puede ponerse hoy en práctica. La formuló un gran personaje de la historia que murió bajo la pena capital. Justicia no siempre significa terminar con una vida humana. El criminal que sabe que le espera la pena capital se vuelve más cruel y asertivo en sus maniobras.

México está en un tratado internacional contra la pena de muerte desde 1969. Y en ese momento muchos mexicanos la exigían para todos los que fuesen comunistas, porque se decía que eran una banda instigada por la URSS. Aludían como ejemplo la ejecución en Estados Unidos del famoso matrimonio Rosenberg, cuyos descendientes aún insisten en su inocencia. La nieta, que se crío con unos tíos y se vio obligada a cambiarse de nombre, realizó hace poco un documental incendiario.

El 23 de Agosto de 1927 los comunistas Sacco y Vanzetti fueron enviados a la silla eléctrica. En 1977, el gobierno de Estados Unidos los exoneró simbólicamente de su culpabilidad

En los sesenta, cuando fue el caso de “Las Poquianchis”, dueñas de un burdel en San Francisco del Rincón, se exigió pena de muerte para quien ejerciera el lenocinio. Son casos muy distintos pero en su momento revelaron lo mismo: las grandes fallas y la corrupción de un sistema de justicia. En México, ¿estamos exentos de eso o sólo tratan los políticos de conseguir votos, aprovechando la indignación y el desespero nacional? Analicémoslo bien, por favor.

5 comentarios:

  1. ¿En donde se pueden conseguir los libros de usted en Mazatlán?

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  2. Gracias por la pregunta... Por lo general, procuro que estén en la Casa del Caracol, allá en La Machado, aunque de momento no tienen. Quizás cuenten con ellos a principios del año próximo.

    La razón es que voy a sacar un nuevo libro para el 2008, no sé define aún en cual editorial, así que de momento me tienen "descatalogado".

    Espero que ya que ese asunto tome rumbo, vuelvan a mandar mis titulos a la batalla. UN SALUDO!

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  3. 1.- Tal vez me arrepienta pero: aunque la casa del caracol no esta surtida por el momento, se pueden encontrar algunos libros –difíciles de conseguir- en el archivo municipal. Y menciono que tal vez me arrepienta pues algunos títulos son realmente escasos (La Casa de las Lobas ni en internet se consigue).
    2.- Ya lo dijo mi primo Platón: de nada sirve castigar a una persona por algo que ya cometió. El castigo no es preventivo sino ejemplar: para disuadir del delito. La discusión moral si se debe quitar la vida a alguien como ejemplo no viene al caso. Las estadísticas son más efectivas: hace 20 años que las penas de mayor rigor punitivo han aumentado más no así han disminuido los delitos.
    3.- Que pena de muerte da la propuesta. Falsas soluciones para falsos problemas. La lógica de la pena de muerte es la disuasión. Pero no de los criminales sino de la opinión pública: una solución fácil y grandilocuente. El diagnóstico es errado. El problema no consiste en los castigos sino en su implementación, hacer más eficientes los ministerios públicos, crear políticas públicas que no sean letra muerta, capacitación de la policía, combatir la corrupción. Pensándolo bien, el diagnóstico no es errado: es demagógico. Su lógica no es de disuasión sino de complicidad: ofrecer una solución facilona para temperamentos impotentes. –Es la solución- y guiñan el ojo. Sonríen. Saben que una Gran solución no resuelve la disparidad de los hechos, que las cosas no son tan sencillas. Pero la tentación es grande. Unas cuantas migajas son suficientes para acallar los gritos de conciencia. Pena de muerte. Una verdadera pena. Una limosna para silenciar la culpa. Un delito asistido que habla bellamente: se prefiere vengar un secuestro que prevenir los venideros.

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  4. Qué tal Juan José, estaba leyendo que quieren conseguir libros tuyos, por fortuna yo tengo algunos títulos extra de La casa de las lobas y creo que de Mi nombre es Casablanca, y en un descuido de El gran invento del siglo XX. Siempre procuro tener material de mis paisanos. Lo malo es que los tengo acá en Tijuana. Igual te mando alguno que quieran y se los haces llegar.
    Te mando un saludo, por cierto, estoy en espera de Con sabor a limonero.
    www.medicenlaguayaba.blogspot.com

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  5. Es curioso, hace casi tres años me fui a buscar La Feria de Juan José Arreola a un puesto antiquísimo de libros nuevos y usados ubicado en uno de los tantos portales que hay en mi ciudad. En Zapotlán el Grande, Jalisco, por obviedad, encuentras siempre, y por montones, todo lo de Arreola. Esa vez no sólo compré La Feria, don Nato, el dueño de la librería, me recomendó El Gran Invento del Siglo XX de un tal Juan José Rodríguez.

    Lo compré y admito que me gustó mucho la narración. Después volví con don Nato, y antes de que me fuera de México seguí buscando en Colima, pero no encontré más títulos. Incluso en la FIL de Guadalajara busqué más de Rodríguez pero me di pronto por vencido.

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