domingo, 13 de noviembre de 2011
NUESTROS PECULIARES SÍMBOLOS
Publicado en Noroeste Mazatlán
A Juan Villoro le parece que el problema de nuestras definiciones culturales comienza con el escudo nacional: es ahí donde vemos todos los días a un animal depredando a otro y esa violencia desde entonces ha quedado incrustada en todos nuestros individualismos.
Villoro pone como ejemplo a la bandera de Corea, país que optó por representar ahí el dualismo del Ying y el Yang, el bien y el mal en una equivalencia equilibrada donde todos giramos, concepto que en su momento también permeó el cristianismo primitivo.
Más atrás en el tiempo, y siguiendo con nuestros símbolos, a Jorge Ibargüengoitia le incomodada el escudo del Seguro Social donde, según él, se ve a una madre de familia con un bebé, incapaz de darse de cuenta que una monstruosa ave acecha detrás de ellos.
Para Guillermo Fadanelli, si existiese algo que pudiera cambiarle a la Constitución, sería solo la portada, según afirma. La ironía puede ser elogio: la nuestra fue en su momento una de los constituciones más modernas y realistas. Tanto la del Siglo XIX -que nos volvió un estado más moderno que muchos de Europa- como la de 1917, aun olorosa a pólvora revolucionaria.
Sin embargo, el simbolismo de la Constitución cada vez más se diluye, a pesar de su fecha consagratoria del 5 de febrero y una de las principales y más antiguas calles de Mazatlán. Antes, en las primarias, les regalaban a todos los niños un ejemplar para que conociesen a fondo todos sus derechos, deberes y obligaciones. A mi ya no te tocó esa dádiva del estado benefactor.
¿Seguimos con frases de escritores? Pasemos a la cultura popular y el vórtice mediático que a todos nos hace girar en torno a un celular o las conversaciones que ahorita tienen con tanta seguridad los adolescentes.
Cada vez decae más el nivel cultural de nuestro país que, no sólo se ha elegido a Ninel Conde como el símbolo del descuido, la improvisación y la ignorancia, sino que cada mes aparece una nueva vencedora para volverse la encarnación de nuestros fracasos educativos… Hoy es Paty Chapoy el blanco del linchamiento digital mañana, cualquiera de nosotros.
TELEVISA, nuestra principal detentadora y administradora de los símbolos luego del estado mexicano –no olviden que su equipo principal de futbol se llama “Águilas del América”- mañana inicia una producción que se llama, “El encanto del Águila”, la cual arranca con el idealismo porfiriano.
El romance de Carmelita Romero Rubio y don Porfirio Díaz es una versión medio bizarra del ideal amoroso. Recuerdo que a una de mis abuelas, persona abierta de criterios, veía con atención “El vuelo del águila”, pero dejó de sintonizarla porque Porfirio Díaz le cayó gordo al momento que se casó con la sobrina.
Consecuencia de ese romance incestuoso fue uno de los símbolos de Mazatlán: el Mercado Romero Rubio, llamado así en honor al suegro de don Porfirio, hasta que los revolucionarios le pusieron el nombre de Pino Suárez y, de paso, el de Aquiles Serdán a la Avenida Porfirio Díaz, antes “Calle de los Cocos”.
Somos un país de símbolos: por eso, los símbolos van y vienen con sus vaivenes.
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