domingo, 30 de enero de 2011

Adios, Turismo de Mazatlán




Publicado en NOROESTE Mazatlán

Ya se fueron parte de los cruceros. ¿Qué otra parte de Mazatlán se irá con ellos?

La semana pasada ocurrieron dos fenómenos interesantes en la costa del Pacífico. El primero es el que nos afecta de manera inmediata: el retiro de varias líneas de cruceros que dejaban significativa derrama en nuestro destino.

El otro fenómeno lo vi en la televisión nacional cuando, con bombo, platillo y fanfarria, el Gobernador de Colima anunciaba que Manzanillo se volverá ya un gran puerto de cruceros e, incluso, tendrá uno de inversión totalmente mexicana que lo tomará como punto de embarque.

Tan significativo fue el hecho que en este evento estuvieron tanto el Gobernador de Baja California, Narciso Argúndez, como la actual Secretaria de Turismo Federal, quien por cierto hoy se encuentra de visita en el puerto para tratar de resolver el problema de Mazatlán.

El buque Chihuahua Star, que hacía la ruta Mazatlán-La Paz, se nos fue a Topolobampo, que también ya recibe cruceros. De ahí, muchos visitantes se van a conocer El Fuerte, sitio donde ahora resulta que ahí nació “El Zorro” y el gobierno apoyó la creación de un monumento… pese de que está demostrado que El Zorro no sólo no nació ahí, sino que además, nunca existió.

El Zorro fue inventado por el periodista de nota roja Johnston McCulley. Nacido en Illinois, donde se inició escribiendo en “The Police Gazette”, McCulley incluso ni conocía California, ya que su trabajo menciona plantas que en ese estado no existen, salvo en invernaderos.

La única coincidencia es que “El Zorro” se llama Diego Vega, apellido común en el norte del estado, a la manera de los Osuna y Lizárraga de por acá. Con eso les bastó a la Iniciativa Privada, Gobierno y medios locales para elevar a producto tangible una leyenda atractiva para los extranjeros.

En Colima no se durmieron. Desde hace rato recrearon un Centro Histórico, mejoraron la terminal de cruceros porque algunos visitantes no se bajaban del barco al ver tantas grúas, además de que impulsaron visitas a la Laguna de Cuyutlán y a Comala, pueblo básicamente de mariachis. En la Plaza Principal del Centro Histórico hasta pusieron una escultura de un pez vela casi del tamaño de nuestros Monos Bichis.

Esas obras de Manzanillo empezaron en 2002. Aquí, el año pasado, un turista de crucero tuvo un accidente al desaparecérsele el piso en una de las glorietas del malecón, quizá por falta de mantenimiento y supervisión en el marco de la debacle de fin de trienio.

¿Qué nos faltará a Mazatlán para salir de este bache? No basta sólo con la seguridad. Además de mejorar los servicios, quizá nos urja más imaginación o la bizarría de otros municipios, que no tienen miedo de poner una escultura a un pez vela o un zorro. De perdida habrá que erigir una estatua a John Wayne, auténtica leyenda gringa que visitaba a Mazatlán, en su rincón preferido: el muelle de la flota deportiva junto al faro.

Esto no sólo es obligación de las nuevas autoridades de Turismo, si no de una conciencia general de prestadores de servicios turísticos y el resto de la sociedad.

La inversión de hace veinte años atrás, a favor del rescate del Centro
Histórico y, en concreto, la reactivación de la vida cultural en torno al Teatro Ángela Peralta, fue un esfuerzo visionario del cual hoy seguimos viviendo. Ya es tiempo de renovarnos y darle mayor impacto a lo logrado.

No digamos que la moneda está en el aire. Eso equivale a confiar en la suerte. Las ideas están el aire: el reto es aterrizarlas, materializarlas, volverlas auténtica propuesta positiva.

domingo, 16 de enero de 2011

Ophicus y el oficio del astrólogo




Querámoslo o no, el Zodiaco es uno de los símbolos de la personalidad o el destino que siguen con nosotros desde tiempo inmemorial.

Hace días, el cosmos y el imaginario colectivo se vieron envueltos en un delirio por el anuncio de un astrónomo gringo, revelando la aparición de un nuevo signo y la rotación inmediata de los demás entes astrológicos.

En realidad eso es noticia vieja. En “Cosmos”, el libro clásico de Carl Sagan realizado en los 70 y luego llevado a la tele, ya advertía que el eje terrestre había modificado su curso hace 2000 años y que las constelaciones habían cambiado de posición, cosa que los astrólogos no parecían haberse percatado.

Por el otro lado, los astrólogos afirman que sí se habían dado cuenta de ese suceso, pero que decidieron dejar los doce signos para no romper la armonía de sus categorías (agua, tierra, viento y fuego) con un treceavo más. Aparte, sostienen que lo que rige el ciclo en realidad son los solsticios y equinoccios solares. También la luna manda.

En la antigüedad, los solsticios eran el 24 de diciembre y el 24 de junio. ¿Les suenan conocidas esas fechas?

Por mi parte, no acudo al zodiaco para regir mis decisiones, pero con los años, me he dado cuenta que mis grupos de personas afines festejan sus cumpleaños en las mismas temporadas. En junio y diciembre me la paso bien ajetreado con festejos de sagitarios, cánceres y géminis.

No me conviene creer en el zodiaco porque soy Piscis con ascendente Géminis, los dos signos dobles y contrarios: lo que me salvaría fue que nací al día siguiente de un eclipse, con un cielo nuevo y en domingo, a las 12 en punto del mediodía. Mis padres tenían ambos signos.

Una vez conocí un parasicólogo que no podía creer que yo fuera Piscis, por el tipo de vida que llevo y mi modo de ser. Aventuró que tenía un géminis muy dominante… ya qué conoció más mis defectos personales aceptó que ese si era mi signo.

Según las revistas del corazón, principales autoridades a la hora de hablar del zodiaco, Piscis es un signo débil, tímido, soñador y caprichudo. Mi tío Chivi, que siempre usa sombrero, botas y maneja tráilers desde muy joven, compra billetes de lotería Tauro porque dice que Piscis no sirve. Me di cuenta hace años cuando un día le abrí la cartera, ya que era de los que llegaban a la casa de visita dándonos buen dinero a los niños. No voy a escribir aquí para qué tipo de persona considera que debe corresponder el signo Piscis.

Los horóscopos comenzaron a aparecer en los periódicos en Paris por los años veinte. La referencia la tenemos por el poeta surrealista y astrólogo André Bretón quien se quejó de eso. Sólo eran válidos los vaticinios hechos de manera individual, carta astral en la mano y billetera lista.

La verdad, los astrónomos no deberían meterse con la astrología por el mismo motivo que los astrólogos tampoco deberían entrometerse con la exploración espacial: cada quien tiene su público.

Supe de Oficus hace años en un programa de Guillermo Ochoa, el antiguo informador de las amas de casa pero, desde entonces, yo no creía que fuera importante todo lo que se decía en el Canal 2, especialmente los sábados por la mañana.

Por cierto, la horrible palabra Ofiuco puede volverse Ophicus, tal como la escribí, por el mismo motivo que decimos Géminis y Piscis en vez de gemelos y pescados, ¿o no?

domingo, 9 de enero de 2011

Crónica Mazatleca: La leyenda de El Buto

Me considero mazatleco de pura cepa porque uno de mis amigos de infancia fue un personaje tan emblemático que, con ese sólo antecedente, daría carta de naturalización a cualquiera.

De hecho, antes de ser “amigo de infancia”, fue una imagen antagónica y perturbadora, mucho más inquietante que el mítico hombre del costal, personaje que siempre es un ser intangible y por lo tanto, poco creíble, tal como muchas cosas que suelen decirle los adultos a los niños.

En mi infancia, si yo no consumía mis sagrados alimentos a la hora y el momento preciso, sentado afuera de mi casa aguardaba el ejemplar castigo. Un ser real que parecía venir de un mundo bizarro.

Me refiero al Buto, figura señera de nuestras calles, personaje central de nuestras plazas, amo y señor de cada uno de los rincones de este incomparable puerto. ¿Quién no lo conoce y lo reconoce? ¿Qué dama de Mazatlán no ha sentido vulnerada su intimidad con la mirada invisible de este errante fantasma de las banquetas?

Si, este señor de piel tostada, mirada apacible y sonrisa abierta, era visitante frecuente en mi barrio. Claro que es escaso el sitio de Mazatlán en donde este cuadrumano caminante no haya dejado su huella, pero especialmente hacía estación afuera de la casa de mis abuelos, donde era común verlo tomando el fresco.

Ahí estaba, tranquilo, a veces hojeando alguna revista con las páginas al revés. Uno de los vendedores de esa época solía regalarle de vez en cuando un vaso rebosante de agua de cebada y no era raro verlo masticando los hielos con gran alegría.

Cuando superamos la edad de que “si no te comes la sopa le vamos a hablar al Buto para que te lleve”, nos hicimos amigo de él, ya que lo saludábamos cada vez que ascendía el cerro y el correspondía con un sonido gutural, mostrando su dientes amarillos y su mirada vidriosa, antes de recargarse en la alta banqueta y mirarnos filosóficamente. A veces duraba largas horas echado bajo nuestra ventana... Quizás en mi barrio de la calle Luis Zúñiga sobrevivía algún fermento de su memoria.

Por cierto, toda la vida oí que la gente de mi rumbo le decían “El Guto”. De la 5 de mayo para abajo ya era “Buto”. ¿Se llamaría en realidad “Gustavo” o “Augusto”? En Cuba y Brasil ese nombre es un diminutivo común. Aquí en México no se utiliza.

Eso abre la puerta a las otras leyendas que circulan en torno a este enigmático vagabundo. Se dice que una vez bajó de un barco en el muelle; otros juran que fue abandonado por una familia errante que despreció su condición física; hay quienes afirman que es heredero de una cadena de tortillerías en una ciudad del norte, cadena de la que fue despojado por familiares ambiciosos a la muerte de sus padres, en fin…


Una de las vecinas, Doña Necky, solía darle de comer y de vez en cuando lo bañaba a manguerazos, pero no era su madre biológica. A veces le tocaba la puerta llamándole “mamá”, una de las pocas palabras que le he escuchado pronunciar. La otra era el nombre de mi padre, a quien saludaba sigiloso, tocándole el tobillo mientras conversaba de espaldas, dándole un ligero susto para después nombrarlo con su voz hueca: “Juaaanjooo”.

Donde bañan seguido al Buto es en el Mercado Pino Suarez. Y es que una tienda departamental de ropa popular suelen regalarle la ropa que normalmente usa. La única condición que le pone el propietario es que acuda bien bañado para recibir la donación. Entonces encamina sus pasos al mercado y ahí lo bañan a golpe de manguera mientras se ríe a carcajadas.

Han pasado las décadas y a veces se le puede ver sentado en el camellón de la cuchilla de Juan Carrasco. También es personaje emblemático en los servicios sanitarios de unos negocios ubicados por el Antiguo Camino a Urías.

Ha sobrevivido a enfermedades y atropellamientos. El día que lo perdamos, Mazatlán ya no será el mismo. Pero la leyenda continúa. Gente como él hace la historia y le da forma, relieve y memoria con su presencia.

domingo, 2 de enero de 2011

AÑO NUEVO: LA OBLIGADA REFLEXIÓN



¿Por qué la mayoría de la gente esperamos hasta Enero para plantearnos propósitos significativos? ¿Acaso las metas deben tener ciclo o caducidad de doce meses para que nos llamen a la reflexión y al compromiso?

Igual sentimiento comparto con las celebraciones de Centenarios o Bicentenarios tanto de personajes ilustres o cuestionables sucesos políticos... Me pregunto de donde vendrá esa obsesión occidental por los números decimales.

La mayoría de las metas planteadas por muchos de nosotros en estas fechas se relacionan con la salud y el aspecto físico. Ahí están los gimnasios y malecones, abarrotados durante las primeras semanas del año. Luego, el económico.

Sin embargo, el cambio mental o de ideal político en realidad está en otro nivel de prioridades. Casi nadie va con el sicólogo, pero si con el nutriólogo, al despuntar enero.

En el sentido espiritual, los calendarios religiosos ofrecen las opciones de la Cuaresma o el Ramadán en el mundo Islámico como periodos de reflexión y análisis de conciencia, por no hablar de las coloridas expresiones orientales en el momento de la renovación. Ambas se rigen por el antiguo calendario lunar.

Tomás de Kempis decía que es imposible volverse santo de un día para otro, pero que si dejamos de cometer un pecado al año, aunque éste sea venial y ya no volvamos a repetirlo, podríamos acercarnos poderosamente a lo que él llamaba La imitación de Cristo.

Para los chinos, este que viene será el Año del Conejo de Metal y se plantea como tiempo de encontrar el equilibrio, la calma, la sensibilidad y la ternura, cualidades del conejo, según algunas de las premisas de esta creencia milenaria.

Los mexicanos parecemos esta acostumbrados a que los cambios de fondo surjan a partir de los ciclos políticos, tanto sexenales, trienales o de fractura grupal. Prueba de eso fue la excesiva confianza concedida en su momento a Vicente Fox… con su consiguiente decepción multitudinaria.

Hace días, en las páginas de este mismo diario, Denisse Dresser argumentaba que la gente se resiste al cambio personal porque, si la clase política siguen en las mismas prácticas, los demás consideran que no tiene ningún sentido sacrificarse en modificar sus conductas.

Nunca será tan precisa aquí la frase de que “todos los pueblos tienen los gobernantes que se merecen”.

Culpar a los políticos del estado de cinismo, desfalco o putrefacción en que se encuentra una sociedad, puede parecer muy cómodo, aunque recordemos que estamos en un país con pocos elementos para ejercer una democracia directa, fuera de las elecciones. ¿Alguna vez hemos tenido un referéndum para aprobar una nueva ley o política de estado?

En 1978, Abel Quezada dijo: “Para ser político en México no se necesitan ideas, mucho menos ideales. Basta con la disciplina, el silencio, la complicidad, el encubrimiento y la abyección”.

En verdad, esos elementos no pertenecen en exclusiva para los políticos, sino que también ya han sido adoptados por la mayoría de sociedad para poder sobrevivir en el esquema en que hoy nos encontramos atrapados.

Aunque usted no crea en las creencias de la cultura china, quizás sea buena la imagen poética del Año del Conejo para aprovecharlo para dar un gran salto hacia adelante, pero que sea real: ya ese concepto lo usaron también en China para definir un proceso de la Revolución Socialista que luego se volvió un callejón sin salida.

Enero es un mes que recuerda las dos caras del dios Jano: hay que elegir mirar hacia el lado correcto. Nunca ha sido sencillo, pero si la vida fuera demasiado sencilla, nunca sabríamos bien como aprovecharla.